martes, 5 de enero de 2010

LIBERALISMO POSTURIBE

Estamos a tan sólo cinco meses de las elecciones presidenciales y la incertidumbre domina el panorama político nacional. Nadie sabe a ciencia cierta cómo será el pronunciamiento de la Corte Constitucional con respecto al referendo y mucho menos, en caso de que éste sea validado, puede nadie anticipar sus resultados electorales.  Hoy ni siquiera podemos saber si las elecciones del referendo serían antes o después de las de Congreso, o si el Presidente Uribe podrá o no inscribirse como candidato presidencial porque aun no sabemos si la Corte se pronunciará en enero o en febrero y cuánto tiempo realmente necesita la Registraduría Nacional para organizar y preparar las elecciones del referendo.  Por todo esto y muchas otras razones, aun por las que surjan si el Presidente es reelegido para un tercer periodo, hemos venido insistiendo en que el liberalismo debe prepararse para una “época posturibe”.


Para los que nunca compartimos ni aceptamos la decisión del Partido de hacer una oposición ciega y terca al Presidente Uribe, aun es hora de tender esos puentes de entendimiento con todos los sectores liberales que se encuentran por fuera de la “oficialidad” del Partido, especialmente con los uribistas, y empezar a pensar cómo seguir construyendo una Colombia más grande, con más oportunidades, con menos diferencias sociales, con principios y valores fundamentales y más atractiva para todo tipo de inversión legal, incluso, yo diría “especialmente”, en un escenario en al cual Uribe juegue como candidato presidencial, así éste sea menos probable dadas las virulentas posiciones de algunas minorías en el Partido.
Imaginemos por un momento el panorama sin Uribe.  Los candidatos hoy con opciones serían Juan Manuel Santos, Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras y Nohemí Sanín.  De ahí para abajo estarían Pardo, Uribito, Petro, Lucho, Galat y uno que se ha puesto en la reserva que es Rodrigo Rivera.


En medio de este paisaje, nadie podría negar que una alianza o unión entre Pardo, Rivera, Vargas Lleras y Santos sería indiscutiblemente ganadora, aunque hoy no cuente con la voluntad de muchos de ellos mismos. Sin embargo gran número de colombianos actualmente pensamos que todos ellos deberían unirse no sólo porque coinciden en sus raíces liberales sino porque de allí podrían salir por lo menos los próximos tres presidentes de Colombia.  Si el panorama es diferente y el Liberalismo (como corriente de opinión liberal por dentro y por fuera del Partido) sigue empeñado en fomentar odios entre uribistas y antiuribistas tendrá que conformarse, muy seguramente, con una participación marginal en el gobierno de Fajardo o Nohemí.


Por eso mi llamado en esta hora, tanto a los liberales uribistas como a los antiuribistas, es a deponer las armas del lenguaje ofensivo y las posiciones intransigentes y a crear un ambiente de cordialidad y búsqueda de puntos de encuentro doctrinal entre todos aquellos liderazgos de clara estirpe liberal que hoy están diseminados en partidos como el mismo Liberal, el de la U, Cambio Radical, Convergencia Ciudadana, Colombia Viva, Colombia Democrática, Apertura Liberal, Alianza Social Indígena y el Partido Verde, con el único fin de seguir construyendo una Colombia mejor.

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