Los resultados de la última consulta liberal realizada el 27 de septiembre pasado deben leerse con cautela pero con sinceridad por la dirigencia del liberalismo. Creo que deben tomarse como un fuerte campanazo de alerta de lo que puede suceder en las elecciones de marzo.
En primer lugar, debemos contestar la pregunta de por qué tanta abstención en esos comicios. ¿Había desinformación o desconocimiento? O, ¿simplemente existía apatía por parte de las bases ante una elección que se consideró muy poco importante? ¿En qué medida afectó el hecho de la simultaneidad con la consulta conservadora para la Cámara de Representantes en la cual, según todo el mundo, sí se movieron exagerados recursos?
Creo que esta última circunstancia incidió mucho en la baja votación liberal pero no podemos quedarnos en esa clase de juicios sin hacer un análisis de la realidad al interior de los sectores liberales.
Si bien es cierto el sector villalbista mostró claramente su superioridad electoral ganando 12 de los 18 cupos en el Directorio Liberal Departamental, esa misma lectura nos sirve para concluir desde ya el peligro de ir con dos listas para Cámara de Representantes a las elecciones de marzo, pues hoy en día tenemos que jugar a lograr no solamente el umbral sino a una consolidada votación que logre equilibrar las fuerzas con el conservatismo, hoy con los dos cargos de enorme poder en el departamento, con el fin de que la cifra repartidora nos permita conservar las dos curules que hoy ostentamos.
Sinceramente ¡tenemos con qué sacar las dos curules!
El abanico de candidatos es de lujo: un Luis Enrique Dussán, consolidado, estructurado, excelente congresista, especializado en temas agropecuarios, ambientales y energéticos, con un formidable equipo en todos los municipios del departamento; un Héctor Javier Osorio, hábil, trabajador e incansable, con una fuerte presencia en Neiva; una Consuelo González con buena opinión entre los huilenses y una fuerza nada despreciable en el sur del Huila; un Julio César Triana, joven, aguerrido, buen orador y con una buena alianza política con los González Villa; y un Orlando Beltrán experimentado, populista y dispuesto a hacer lo que sea para recuperar su curul.
Por cuanto en estos momentos sobraría uno(a) de ellos para conformar una lista única, no me atrevería a insinuar otro mecanismo de escogencia que el del consenso. Así mismo no me atrevería a insinuar, por ahora, un aval diferente al del Partido Liberal o al de firmas. Como quiera que sea, por el bien del Huila, por el bien del liberalismo y por el bien de cada uno de ellos, la única opción a considerar debe ser la Lista Única Liberal.
Hacer algo diferente, dada la realidad de hoy, sería asegurarle al conservatismo el logro del objetivo, anunciado de antemano y públicamente, de obtener tres curules en la Cámara de Representantes, algo que jamás en el pasado han podido lograr.
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