lunes, 3 de enero de 2011

LULA, UN EJEMPLO

A Lula me le quito el sombrero. 

Con lo anterior no quiero decir que es el Mesías, pues tuvo muchos desaciertos y deja mucho por hacer. Por ejemplo hay un déficit de 5 millones de viviendas, una tercera parte de brasileros siguen sin las mínimas condiciones de higiene, la salud sigue siendo costosa, la educación sigue siendo mediocre, es necesario aun un esfuerzo enorme por modernizar la infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria, y, en fin, Lula nunca obtuvo resultados contundentes cuando de atacar radicalmente la corrupción y la politiquería o de establecer una verdadera reforma política, se trató. Pero su vida, su perseverancia, la firmeza en sus convicciones y las políticas de su gobierno con resultados muy positivos constituyen un buen ejemplo para el mundo. “El hijo de Brasil” ya no es patrimonio de esa nación solamente. Es desde ahora la figura suramericana de mostrar, el político que supo interpretar, rebasando las fronteras nacionalistas, a todo un pueblo esperanzado en vivir mejor, impactando positivamente con sus ejecutorias las estadísticas latinoamericanas. No es para menos. Deja un país de 191 millones de habitantes con un crecimiento del 7%, la pobreza y el desempleo a la baja (pudo sacar a 28 millones de ella, aunque existan 30 millones de brasileros viviendo en la miseria), promesas de riqueza en petróleo y gas descubiertos en aguas profundas del Atlántico, un colchón de divisas (reservas internacionales) de 288 mil millones de dólares, un fuerte sentimiento de bienestar y optimismo en gran parte de la población, y una aplanadora mayoritaria en el Congreso.

Luiz Inácio Lula da Silva nació en unas condiciones de pobreza lamentables, pero supo con tesón huir de la miseria campesina, se hizo tornero, fundó un partido, llegó a la Presidencia en su cuarta candidatura y hace unos días, con una popularidad de más del 87%, le entregó el cargo a su "elegida" Dilma Rousseff, enteramente prohijada y formada por él.

Un breve resumen de su vida que leí en internet dice: “Su padre, Arístides da Silva, fue un campesino analfabeta y alcohólico que tuvo 22 hijos con dos mujeres: Lindú, madre de Lula, y Valdomira, prima de la anterior. Cuando Valdomira tenía 16 años, huyó con ella de la miserable Aldea de Vargem Grande (hoy Caetés) hacia Sao Paulo cuando faltaba un mes para que Lula naciera. Pero detrás partió Lindú con la prole y, tras recorrer 3.000 kilómetros en la caja de un camión, se instaló en Santos, donde a los cinco años Lula vendía tapioca y naranjas. A esa edad conoció a su padre. Acabó la primaria en 1956 y en 1959 fue el primero de la familia con un título, de tornero mecánico, que le valió un empleo en 1960. Seis años después entró al Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, desde cuya presidencia lideró el mayor movimiento obrero de la historia de Brasil, en duros tiempos de dictadura. Bebió en el marxismo y en 1980, con la apertura política, fundó el PT, que nació troskista y con los años y el pulso fuerte de Lula se inclinó al centroizquierda de hoy. Fue candidato presidencial en 1989, 1994, 1998 y 2002. Al cuarto intento llegó al poder, pero ya no como el desaliñado obrero barbudo de puño en alto que pregonaba “revolución”, sino como un elegante político enfundado en trajes Armani que proclamaba paz y amor”.

Aun con su modo de ser campechano y su lenguaje desabrochado en el 2008 fue considerado como una de las veinte personas más influyentes del mundo por la revista Newsweek. En 2009, los diarios Le Monde (Francia) y El País (España) lo nombraron "Hombre del año".

Lula podría, en el 2014, aspirar por sexta vez a la Presidencia y no se descarta que lo haga, aunque sospecho que sería un tremendo error, pues arriesgaría ese buen nombre que hoy tiene del gobernante que culminó su carrera con los mejores galardones. Pero de Lula, en materia política, cualquier cosa puede esperarse.

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