jueves, 24 de junio de 2010

TENEMOS DERECHO A MÁS BIBLIOTECAS

Cuando visito cualquier ciudad siempre pregunto por sus Museos y sus Bibliotecas para tener una idea de calidad de vida de sus habitantes y del grado cultural de la población.  Lastimosamente, el caso del Huila es pobre pues, aunque en las cifras oficiales cada localidad cuenta con una Biblioteca Pública y somos una de los 18 regiones de cobertura total en bibliotecas,  nos falta mucho para lograr los niveles que esperamos tanto en la calidad de cada una de ellas como en el número que quisiéramos, así como para alcanzar un indicador de consulta y lectura dentro de ellas que nos deje tranquilos.


La Ley 1379 de 2010 desarrolla e implanta algunos magníficos derechos como el de que las personas jurídicas puedan hacer deducciones de impuestos por donaciones a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas y los mismos derechos “de expresión y acceso a la información, el conocimiento, la educación, la ciencia, la tecnología, la diversidad y al diálogo intercultural nacional y universal”.  Agrega, incluso, la misma Ley que a partir de ahora, gratuitamente, “todas las comunidades del territorio nacional tienen derecho a los servicios bibliotecarias y, con ellos, a la lectura, la información y el conocimiento”; todo lo anterior ordenando una jornada mínima de prestación de los servicios de consulta a cargo de las bibliotecas públicas de la Red Nacional de Bibliotecas de 40 horas semanales, en lo posible incluyendo sábados, domingos y festivos.

Hace poco me di a la tarea de mirar cada una de las estadísticas disponibles en la web para la red departamental de Bibliotecas, pero casi nada puede concluirse al no estar disponibles las cifras valiosas acerca del número de personas que utilizan los recursos disponibles en ellas o la cantidad de obras prestadas o consultadas, o el número de horas de consulta o lectura.  Sólo me atrevo a decir, por la experiencia, por la observación que hago en muchos municipios y por la información que me dan pobladores de las diferentes comunidades, que los recursos de las Bibliotecas son muy poco utilizados, el placer de leer es casi inexistente y por consiguiente, el grado de impacto de las Bibliotecas en el mejoramiento de la calidad de vida en nuestra sociedad huilense es marginal.  Para rematar, todos somos testigos del fiasco constructivo de la Biblioteca del Banco de la República, hoy con la obra en suspenso y sin saberse exactamente cuánto tiempo más demorará la entrega que tanto esperamos los huilenses.


Hace falta mucha más creatividad en la implantación de políticas que incentiven la lectura, el uso y el mejoramiento de los servicios bibliotecarios y la creación de muchas más Bibliotecas en la región, así como la digitalización, el acceso virtual a todo el acervo documental o fondo bibliográfico de cada una de las Bibliotecas, la alfabetización digital, la educación media, la educación para el trabajo y la educación superior virtual, máxime ahora cuando la misma Ley ha definido que todos los recursos destinados a la Red Pública de Bibliotecas son considerados para todos lo efectos legales como inversión social.

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