lunes, 14 de abril de 2008

LA CRISIS ALIMENTARIA EN EL MUNDO

No la sentimos con dureza en Colombia, pero ya está haciendo estragos en el mundo. Egipto, Mauritania, el mismo México, Pakistán, Marruecos, Indonesia, Malasia, Camerún, Costa de Marfil, Etiopía y Madagascar, entre otros, han sufrido en carne propia los estallidos de un pueblo hambriento que cada día tiene menos posibilidad de alimentarse debido, entre otros factores, al aumento de los precios de los alimentos y de la energía. El asunto es tan grave que ya hasta la ONU se está pronunciando, aunque con un cierto tufo de escepticismo. En un memorándum interno que se logró filtrar a la prensa internacional la ONU opina cosas tan preocupantes como esta: “una de las mayores inquietudes es que el conjunto del sistema de ayuda alimentaria de urgencia no pueda enfrentar dicha crisis… Es necesario poner en marcha unos planes de urgencia específica para responder a las necesidades sobre todos de las poblaciones urbanas…”  Los famosos “Disturbios del Hambre” que se dieron en varios países del mundo por estos días han hecho sonar todas las alarmas, pues según Jean Ziegler, Asesor Especial de la ONU para el derecho a  la alimentación, ellos no son coyunturales sino estructurales por lo que puede preverse fácilmente en el plazo inmediato, un largo periodo de disturbios, de conflictos, de olas de desestabilización incontrolables que llevaran al desespero a millones de pobres en el mundo. Según la ONU, cada 1% que aumente el precio de los productos alimentarios, conlleva a 16 millones de personas más sumidas en la inseguridad alimentaria lo que llevaría, de seguirse la tendencia, a 1,200 millones de seres humanos en el 2025 a padecer hambruna crónica.

¿Las causas? ¿Los culpables? Sin duda alguna la clase dirigente mundial, de los grandes países desarrollados y de los emergentes también.  Sin duda mucho le toca de esa culpa a la política europea y norteamericana de biocarburantes (en solo Estados Unidos la política de carburantes agrícolas, basada en subsidios de más de US 6,000 Millones, saca del mercado alimentario 138 millones de toneladas de maíz), a la desenfrenada deuda que soportan los países en vías de desarrollo (¡122 paises adeudaban en 2007 algo así como 2 billones de dólares!) y los planes de ajuste estructural que impone el FMI; al alto grado de compromiso con la guerra, sobre todo de los países más desarrollados,  a las medidas defensivas de los países productores de petróleo y, en fin, a la salvaje y depredadora codicia de un capitalismo que ya no se llama salvaje, sencillamente porque se ha engullido hasta a la misma selva. ¿La solución? Los países ricos siguen pensando en más deuda. La banca mundial está pensando en casi doblar los préstamos agrícolas en los países africanos, mientras el gurú del Banco Mundial piensa en que ya no es posible ni siquiera esperar a la reunión del G8 en  Junio y que es necesario ya apertrecharse de por lo menos 500 millones de dólares para llevar a cabo una política alimentaria realmente ambiciosa. Pero los que estamos de este lado de la corrida, del lado en donde se enfrenta al toro, pensamos que, sin duda, hará falta muchísimo más que eso. Hará falta tomar medidas de fondo. Que toquen la estructura misma del capitalismo y de nuestra sociedad sin valores. Hará falta cambiar el espíritu del hombre.

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